miércoles, 18 de noviembre de 2015

martes, 17 de noviembre de 2015

martes, 10 de noviembre de 2015

Análisis de Vals en las ramas – Federico García Lorca

Este poema de Federico García Lorca empieza ubicándonos en una estación: el otoño (“cayó una hoja/ y dos/ y tres.”) y, tras especificar que nos encontramos en aquel momento del año donde las hojas comienzan a caer, nos presenta la imagen de un pez saltando del agua y contrastando, de esta manera, con la figura de la luna (“por la luna nadaba un pez.”), es decir que nos encontramos en la noche. Lo siguiente que sabemos es que nos encontramos a la vera de un rio calmo (“el agua duerme una hora”). La luna descansa sobre los árboles (“La dama/ estaba muerta en la rama.”), quienes empiezan a despojarse de todo, incluso del ruiseñor (“Pero el ruiseñor/ lloraba sus heridas alrededor”), a causa de este cruel otoño que, poco a poco dará lugar al frío invierno con su nieve de marfil (“¡Oh duro marfil de carnes invisibles!”). El invierno viene a destruir la creatividad, la belleza (“y la nieve podría con el mundo”) y es por ello que desea, el yo lírico, que el invierno se retrase (“y las ramas luchaban con el mundo”).

El retraso de la estación ha resultado imposible y, al desaparecer lo humano y la naturaleza, vemos la llegada del invierno a partir del viento duro, helado, que hace daño (“será el cielo para el viento/ duro como una pared”) y, junto con la llegada del invierno, las últimas hojas y ramas se van bailando en el viento helado (“y las ramas desgajadas/ se irán bailando con él.”)

Análisis poema XXXVII – Antonio Machado

En este poema el yo lírico de Machado tiene el desafío de descifrar el “misterio” que esconde su alma. El poema empieza cuando Machado comienza una conversación con la noche en tono afectuoso (“¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja […]”), notamos que trata de descubrir cuál es el misterio (“en las voces de todos los misterios”), que no es otra cosa que el tratar de descubrir o redescubrir su propia personalidad teñida de su angustia (“dime, si sabes, vieja amada, dime/ si son mías las lágrimas que vierto”). Observamos, además, a un Machado que se encuentra confundido ante el mundo, un Machado que se pregunta que si las lágrimas que vierte son suyas.

Tanto el histrión grotesco como el fantasma (“si eras tú ese fantasma de tu sueño,/ ni averigüé si era su voz o la tuya,/ o era la voz de un histrión grotesco.”) son retazos de la personalidad de Machado, es decir, un desdoblamiento de él mismo.

martes, 3 de noviembre de 2015

Si algún día desaparezco ¿Lloraras por mí o no seré ni siquiera un recuerdo?